Tomás Moro nació, en pleno Renacimiento, el 7 de febrero de 1478 como hijo de una familia de buena situación del Londres de la época. Su padre, John More, que ejercería influencia decisiva en toda su vida, era un prestigiado abogado del foro inglés, con tierras obtenidas por herencia y con buenos contactos con los mercaderes y gremios del comercio de la ciudad.

 

A los 12 años se fue a pasar a un pupilaje en la casa del arzobispo de Canterbury y Lord Canciller de Inglaterra, John Morton. Era una forma usual de instrucción social la de que jóvenes de familias influyentes e incluso de nobles sirvieran como pajes en la casa de un gran personaje.

 

Tomás Moro comenzó sus estudios universitarios en el año 1492, a los 14 años. En 1492 y 1493 cursó el clásico trivium: gramática, retórica y lógica, pero luego abandonaría estos estudios para pasar a las instituciones que enseñaban el Derecho y la abogacía a las que dedicaría los siguientes seis o siete años de su vida.

 

Recibido ya de abogado, a los 26 años se casó con una jovencita diez años menor llamada Jane Colt, hija de un hacendado. Poco se sabe de ella, salvo que murió joven a los 22 años, no sin antes darle sus cuatro hijos (Margaret, Elizabeth, Cecily y John). Con su sentido práctico, y teniendo una familia extensa que cuidar, Moro volvió a contraer nupcias muy rápidamente en el otoño de 1511 con una viuda: Alice Middlenton, que le aventajaba en 8 años y tenía una hija de su anterior matrimonio, que fue acogida en la familia con especial cariño por parte de su padrastro.

 

Moro siempre fue un católico sincero, y lograba compatibilizar sus ingentes labores profesionales, su dedicación amorosa a la familia, con una intensa vida de piedad y devoción, la cual llevaba con espléndida naturalidad y sin afectación alguna. Se retiraba a la cama a las 9 de la noche, y se despertaba a las 2 de la madrugada para rezar y trabajar hasta las 7. A esa hora solía asistir diariamente a la Misa. Comía sobriamente, y se permitía una breve siesta después de almuerzo. Por la noche, dirigía las oraciones en su casa, incluyendo el rezo de los salmos y las letanías de los santos. Los viernes y los días previstos por la Iglesia ayunaba. No desdeñaba la mortificación corporal. Sólo después de su muerte vino a saberse que debajo de sus ropas de caballero usaba una camiseta áspera (hair shirt), que no se quitó sino hasta el final de su vida para entregársela a su hija Margaret (quien se encargaba de lavársela en secreto) antes de la ejecución.

 

Las circunstancias políticas comenzaron a serle adversas por su fidelidad a la Iglesia Católica, sin perjuicio de las críticas y deseos de legítima renovación que animaba a los humanistas ingleses. El deseo de Enrique VIII de disolver su matrimonio con Catalina y desposar a Ana Bolena, sería el inesperado “accidente” que desviaría al reino de Inglaterra de la unión con Roma, para terminar dentro de la órbita del movimiento de la Reforma iniciado por Lutero.

 

Compelido a jurar las leyes que legitimaban el nuevo matrimonio del Rey y su nueva calidad de jefe supremo de la Iglesia inglesa, se negó a hacerlo invocando que su conciencia no le permitía tal proceder. Sería juzgado y condenado por traición y ejecutado por decapitación el 6 de julio de 1535.

 

Extracto del documento: Tomás Moro: un abogado para todas las horas, Hernán Corral Talciani.

Bibliografía

Talciani, H. C. (s.f.). Tomás Moro: un abogado para todas las horas. Universidad de los Andes.

 

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https://corraltalciani.files.wordpress.com/2010/04/tomasmoro_hernancorral